La
conquista árabe-musulmana de la Península Ibérica comenzó en el año 711. Dos
fueron las razones principales de esta invasión:
- El
Estado visigodo padecía una profunda crisis por los continuos
problemas sucesorios de la monarquía electiva. Las luchas
entre nobles que aspiraban a la corona provocaron una fuerte inestabilidad
política y debilitaron el poder militar.
- El
ímpetu expansivo del islam, que, en algo menos de un siglo (632-700), había
conquistado un extenso territorio que comprendía desde el Magreb hasta el
Imperio persa.
La conquista puede dividirse en dos fases:
a) Primera fase (711-716). En abril de 711, un ejército de 12.000 bereberes, al mando de Tariq, lugarteniente del gobernador árabe Muza, cruzó el estrecho de Gibraltar. Dos meses después, habida cuenta de la debilidad del Estado visigodo, derrotó al rey visigodo Don Rodrigo a orillas del río Guadalete. En los años siguientes, hasta 716, árabes y bereberes se aseguraron el dominio del territorio peninsular a través de pactos de capitulación con los nobles visigodos. Muchos de estos aceptaron someterse a los invasores mediante la firma de pactos económicos que les garantizaban el mantenimiento de buena parte de sus propiedades, así como su estatus social y religioso.
La conquista puede dividirse en dos fases:
a) Primera fase (711-716). En abril de 711, un ejército de 12.000 bereberes, al mando de Tariq, lugarteniente del gobernador árabe Muza, cruzó el estrecho de Gibraltar. Dos meses después, habida cuenta de la debilidad del Estado visigodo, derrotó al rey visigodo Don Rodrigo a orillas del río Guadalete. En los años siguientes, hasta 716, árabes y bereberes se aseguraron el dominio del territorio peninsular a través de pactos de capitulación con los nobles visigodos. Muchos de estos aceptaron someterse a los invasores mediante la firma de pactos económicos que les garantizaban el mantenimiento de buena parte de sus propiedades, así como su estatus social y religioso.
b)
Segunda fase (716-732). Desde
716 la conquista se hizo más dura y comportó la conquista de las tierras
próximas a los Pirineos y la Septimania. En el año 732 los musulmanes fueron
derrotados por Carlos Martel en Poitiers en su intento
de expansión a costa del reino franco. Del mismo modo, la hostilidad de vascos,
cántabros y astures, así como la accidentada orografía del terreno hizo
desistir a los musulmanes de su conquista, perfilándose como frontera de sus
dominios la cordillera Cantábrica y los Pirineos. Así el despoblado
valle del Duero se convirtió en una “tierra de nadie”, que servía de
frontera entre Al-Andalus y los pequeños reinos cristianos del norte
peninsular.